EL SUPUESTO ARDID DEL CABO ARMANDO PARA DESNUDAR MUJERES JUGANDO A LAS PRENDAS
la voz 3/4/2011
El cabo de la Guardia Civil Armando Lorenzo acumula a lo largo de toda la investigación gran cantidad de testimonios que lo sitúan como uno de los principales protagonistas dentro del entramado. Una de las principales imputaciones a las que se enfrenta es la de agresión sexual, ya que presuntamente protagonizó una situación de acoso mediante intimidación con la exhibición de su arma reglamentaria. Así lo expresó una mujer brasileña que trabajó en un club de Castro de Rei.
Alguna de las mujeres llegó a contar como el guardia se presentaba en los clubes haciéndose pasar como el jefe de extranjería y como, presuntamente, intervino en encuentros con trabajadoras de los burdeles en los que se organizaba el juego de las prendas. A medida que las muchachas iban quitándose la ropa, supuestamente, les haría proposiciones sexuales.
La relación este cabo, encarcelado en la prisión de Monterroso durante más de un año, con algunas mujeres supuestamente llegó a ser tan sólida que incluso fue a visitar a alguna al hospital.
Numerosas empleadas lo identificaron como asiduo en los clubes de alterne de Adán en los que, supuestamente, no pagaba. También hubo testimonios en el sentido de que el guardia decía a las trabajadoras de los burdeles que podía no deportarlas a cambio de favores de tipo sexual.
la voz 3/4/2011
El cabo de la Guardia Civil Armando Lorenzo acumula a lo largo de toda la investigación gran cantidad de testimonios que lo sitúan como uno de los principales protagonistas dentro del entramado. Una de las principales imputaciones a las que se enfrenta es la de agresión sexual, ya que presuntamente protagonizó una situación de acoso mediante intimidación con la exhibición de su arma reglamentaria. Así lo expresó una mujer brasileña que trabajó en un club de Castro de Rei.
Alguna de las mujeres llegó a contar como el guardia se presentaba en los clubes haciéndose pasar como el jefe de extranjería y como, presuntamente, intervino en encuentros con trabajadoras de los burdeles en los que se organizaba el juego de las prendas. A medida que las muchachas iban quitándose la ropa, supuestamente, les haría proposiciones sexuales.
La relación este cabo, encarcelado en la prisión de Monterroso durante más de un año, con algunas mujeres supuestamente llegó a ser tan sólida que incluso fue a visitar a alguna al hospital.
Numerosas empleadas lo identificaron como asiduo en los clubes de alterne de Adán en los que, supuestamente, no pagaba. También hubo testimonios en el sentido de que el guardia decía a las trabajadoras de los burdeles que podía no deportarlas a cambio de favores de tipo sexual.
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