LUGO ANTICORRUPCIÓN

AL «GARBANCITO» LE GUSTABAN LOS CONEJOS Y LAS PERDICES
Liñares recibía buenos manjares y también pagos de empresarios

Xosé Carreira / la voz  

02 de febrero de 2014

Los investigadores apenas tienen dudas de que Francisco Fernández Liñares, además de cobrar en metálico también lo hacía en especie. Al «Garbancito», como así conocían al exconcejal y expresidente de la Confederación Hidrográfica del Miño Sil, le gustaban los conejos y las perdices. Y recibía algunos buenos ejemplares de conocidos empresarios. En este caso podía aplicarse el dicho de por la boca muere el pez porque las escuchas telefónicas realizadas por los investigadores revelan la existencia de ese tipo de pagos.

Una de las conversaciones que aparece transcrita en el sumario de la operación Pokémon cuyo secreto fue alzado tiene como protagonista a un empresario llamado Daniel y al exedil lucense, Liñares. Se desarrolla en los siguientes términos.

Liñares: Quedaron dos cajas de eucaliptos y, si te coincide, las puedes llevar.

Daniel: Tenía pensado. A ver si mañana me matan unos bichos para llevarle, además de unas cosas. Y, además, pagarle lo del mes pasado que aún no me lo abonaron, pero lo del mes pasado. He de ir hasta donde usted.

L: ¿Mañana o pasado?

D: Si me mataran hoy para llevarlo preparado, ya iba hoy. Llamé allí y no estaba el tipo, me dijo que iba a llamar para acá y sino mañana, al venir de Portugal, salgo para donde usted.

La conversación sigue discurriendo. Hablan de unos eucaliptos y Liñares dice que aún le quedan 120. El empresario le recuerda que quedó por la noche con el jefe para ver unas fincas donde tiene unos caballos.

Daniel: Yo si un día si quieren tal... Los invitaba a la finca a comer.

Liñares: Por mí, no hay ningún problema, pero él andará toco ocupado con todos los cristos que hay...

D: Después hablamos. Pasé por la finca de los pinos. Quedó bien aquello, que se le cortó todo. Ya le digo, si me lo matan y me lo limpian voy hoy para allá, sino, voy mañana.

Los investigadores concluyen que Liñares, además de recibir los regalos de conejos y perdices, también obtenía periódicamente pagos en metálico en contraprestación a la adjudicación de contratos de obras de la Confederación Hidrográfica Miño Sil cuando era presidente de la misma, «a favor de empresas relacionadas con Daniel».

También fue investigada la presunta entrega de regalos a Liñares por parte de otros empresarios, especialmente cajas de vino y, al parecer, algunos relojes de pared y otros objetos de valor que hallaron en su casa.