Abandonan la prisión los porteros de los clubes Eros y Colina, además de un guardia civil jubilado
La Voz 2/2/2010
La jueza encarcela y la Audiencia, libera. Esta es parte de la historia de la operación Carioca que, tras casi cuatro meses de investigaciones sigue más viva que nunca, a pesar de las dificultades que a menudo tiene que superar la instructora del caso.
De nuevo el alto tribunal provincial, en otra polémica y comprometida decisión, ha puesto en libertad a personas, presuntamente vinculadas con la trama de los burdeles, que se encontraban encarceladas. Se trata de los recepcionistas o porteros de los clubes Eros, de Garabolos, y Colina, de Robra (Outeiro de Rei). Ambos fueron excarcelados a finales de la pasada semana, después de que sus abogados recurrieran a la Audiencia, posiblemente animados porque hasta ahora todas las peticiones de libertad, con la excepción del cabo de la guardia civil, fueron atendidas.
Las sorprendentes decisiones de la Audiencia fueron tomadas, en la mayor parte de los casos, en contra de la opinión, ya no solo de la jueza sino también del fiscal del caso. De acuerdo con algunas fuentes consultadas, la puesta en libertad de los detenidos cuando las investigaciones se están efectuando supone un grave riesgo para estas pesquisas.
Decisión comprometida
En algunos círculos se aseguró que la salida de prisión de los porteros de los establecimientos era un hecho que podría afectar terriblemente al proceso porque los liberados (parece que con muchas vinculaciones con José Manuel García Adán, uno de los presuntos cabezas visibles de la trama) tienen la posibilidad de contactar con las empleadas de los clubes, piezas claves dentro de la investigación. Evidentemente estas mujeres, la mayoría decididas a colaborar para poner al descubierto la organización, pueden cambiar de opinión con bastante facilidad. Por eso resulta especialmente comprometida la decisión de la Audiencia Provincial de ir dejando en libertad a personas que son claves dentro del proceso.
Precisamente el tratar de garantizar el éxito de las pesquisas es una de las razones que obliga a la instructora, según apuntaron algunos expertos en cuestiones jurídicas, a mantener el secreto de sumario. Por cierto que los abogados comienzan a quejarse por mantener todavía este secreto, alegando que les impide conocer con exactitud qué es realmente lo que se les imputa a sus patrocinados.
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