«TENÍAMOS QUE COMER RÁPIDO PARA TRABAJAR MÁS», DIJO UNA EMPLEADA QUE LLEGÓ A SER AGREDIDA
La Voz 20/4/2010
Una de las empleadas del club La Colina denunció en su momento ante la Guardia Civil de Rábade que no solo no era obligada a prostituirse para pagar la deuda que había contraído con los responsables del establecimiento sino que llegó a ser agredida para que trabajase y así poder cancelar cuanto antes la cantidad que adeudaba. Esta denuncia dio lugar a la incoación de unas diligencias previas que, tras permanecer bajo secreto, fueron dadas a conocer recientemente.
La mujer que resultó agredida por uno de los responsables del establecimiento, en concreto el que se ocupaba de controlar los pases que hacían las empleadas y que a la vez hacía funciones de camarero, dijo que este hombre las obligaba a que comieran a toda prisa para así poder estar con los clientes y sacar más dinero para que los responsables del establecimiento pudieran cobrar cuanto antes la deuda. «Pretendía que comiéramos rápido para trabajar más», declaró en su momento la perjudicada.
Esta empleada del Colina puso de manifiesto que una noche, cuando acabó de comer y se dirigía cantando para prepararse a continuar con su trabajo, el camarero y responsable del control del dinero la agredió. La empujó contra una pared y la agarró por el cuello, según su versión. Dos mujeres que se percataron de la situación en aquel momento procedieron a separarlos y a evitar males mayores.
La Voz 20/4/2010
Una de las empleadas del club La Colina denunció en su momento ante la Guardia Civil de Rábade que no solo no era obligada a prostituirse para pagar la deuda que había contraído con los responsables del establecimiento sino que llegó a ser agredida para que trabajase y así poder cancelar cuanto antes la cantidad que adeudaba. Esta denuncia dio lugar a la incoación de unas diligencias previas que, tras permanecer bajo secreto, fueron dadas a conocer recientemente.
La mujer que resultó agredida por uno de los responsables del establecimiento, en concreto el que se ocupaba de controlar los pases que hacían las empleadas y que a la vez hacía funciones de camarero, dijo que este hombre las obligaba a que comieran a toda prisa para así poder estar con los clientes y sacar más dinero para que los responsables del establecimiento pudieran cobrar cuanto antes la deuda. «Pretendía que comiéramos rápido para trabajar más», declaró en su momento la perjudicada.
Esta empleada del Colina puso de manifiesto que una noche, cuando acabó de comer y se dirigía cantando para prepararse a continuar con su trabajo, el camarero y responsable del control del dinero la agredió. La empujó contra una pared y la agarró por el cuello, según su versión. Dos mujeres que se percataron de la situación en aquel momento procedieron a separarlos y a evitar males mayores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario