Varias causas xudiciais abertas e centos de imputados e testigos chamados a declarar. Esa é a realidade desde hai anos na cidade de Lugo. En todas elas un denominador común: políticos e empresarios baixo sospeita de supostos delitos de corrupción. Na convicción de loitar contra o silencio, contra a omertá declarada ao respecto por algúns partidos, Esquerda Unida alza a voz para loitar contra esa lacra social que é a corrupción.

martes, 12 de abril de 2011

''JADE EXPULSÓ UNA RANITA TRAS TOMAR LAS PASTILLAS''

12/04/2011 - J.M.F. / El Progreso

Varias de las prostitutas que trabajaban en el Queens y La Colina declararon en el juzgado que fueron obligadas a tomar píldoras abortivas después de quedarse embarazadas de los hombres que acudían a demandar sus servicios, que además normalmente eran los mejores clientes de los locales y por ello se acostaban con las chicas sin preservativos.
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El propio gerente del Queens les conseguía el fármaco, llamado Cytotec e indicado para interrupciones del embarazo controladas por el médico. Pero sin tal control, sólo el que por su cuenta prescribía el presunto proxeneta.

Una de las testigos aporta un testimonio desgarrador a la causa. La víctima fue su compañera de habitación en La Colina. Le llamaban Jade y estuvo varios días sufriendo dolores tras tomar el Cytotec, que supuestamente le facilitó J.M.G.A., quien le dijo seis pastillas «envueltas en un papel plateado y le dijo que no se moviera, no caminara y solamente tomase líquidos y sopa», otorgándole tres días libres.

La chica se revolvía del dolor a las pocas horas de tomar el fármaco, pero no le permitieron ingerir ningún tipo de analgésico o calmante. Cada poco, según declaró la testigo, el encargado del Queens se pasaba por la habitación y le espetaba: «¿Qué? ¿Salió ya?».

Y mientras, Jade sufría sin asistencia de ningún tipo y esto duró todo un día. A la siguiente noche, la prostituta expulsó en la habitación «un fetillo pequeño, como una ranita», que fue enrollado en papel higiénico y metido en una bolsa. J.M.G.A. «comprobó personalmente» que Jade había abortado y le devolvió la bolsita a la mujer, que salió de La Colina y la depositó semienterrada al lado de un árbol.

Esta mujer no sabía ni siquiera quien era el padre de la criatura, algo que no era normal en los locales. Al contrario, casi siempre se sabía quien era el progenitor porque casi siempre se trataba de clientes habituales, ante los que las chicas consentían en practicar sexo sin preservativo. «Son amigos y buenos clientes», les decía J.M.G.A. a las chicas cuando las abroncaba por haberse quedado embarazadas, según se señala en varios testimonios que figuran en los autos de la operación Carioca. La chica que relata toda esta historia fue protegida por el juzgado y ni su nombre ni sus datos figuran en el expediente.

Aunque es uno de los más desgarradores, no es el único. Más de 200 chicas relatan cómo eran sometidas a constantes vejaciones por parte de la banda, con la agravante de que tras las advertencias siempre estaban las amenazas de que la Policía y la Guardia Civil estaban de su lado. Y no eran en vano, puesto que las propias chicas veían a algunos agentes campando a sus anchas por los locales de alterne, algunas veces incluso de uniforme y con total impunidad.

Los acusados por delitos de aborto, o inducción, son el propio gerente del Queens y La Colina, el inspector de la Policía Local y dos empresarios, así como el ginecólogo que supuestamente practicaba abortos sin autorización.

''YO QUERÍA TENER EL BEBÉ, PERO ÉL NO''

Dos abortos están contemplados en la causa. Uno es el de una chica que trabajaba en un restaurante y a la vez en el Queens, la cual inició una relación habitual con un empresario del sector de las excavaciones. Cuando estaba de 5 semanas supuestamente fue obligada a abortar. El cliente contactó con el inspector de la Policía Local y éste con J.M.G.A., que supuestamente pagó 600 euros por la operación. La chica quería tener al bebé, pero no le dejaron.

Relación habitual

Otra chica también testifica que la obligaron a abortar. Mantuvo aún así la relación con el cliente y seis meses después volvió a quedarse embarazada, abortando por segunda vez. La curiosidad es que en la primera ocasión ella no quería el bebé y el padre sí, mientras que en la segunda era al revés.

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