«SI SUPIERAS QUIEN SOY YO, TENDRÍAS MIEDO»
La Voz 7/6/2011
Los pasos de los investigadores también se dirigieron a los clubes Eclipse y Carus, ambos ubicados en las proximidades de Ribadeo. Supuestamente, eran frecuentados por dos guardias que hace años aparecieron en una investigación relacionada también con la prostitución y que fue bautizada como operación Rodicio.
Los guardias que tenían encomendada la búsqueda de información recibieron numerosos testimonios, entre ellos los de una mujer que trabajaba en el Carus y que dijo en ocasiones que los dos guardias tomaban copas gratis y que uno de ellos era invitado a subir a las habitaciones. En una ocasión uno de ellos supuestamente le advirtió a una de las empleadas, en un tono que parecía amenazante: «Si supieras quien soy, tendrías miedo».
Varias mujeres explicaron en su momento que en ocasiones alguno de los agentes las presionaban e incluso que trataban de chantajearlas. También relataron que uno de los involucrados iba con una frecuencia muy regular y pasaba en el interior unas cinco horas, desde la una de la madrugada hasta que en el establecimiento echaban el cierre.
La Voz 7/6/2011
Los pasos de los investigadores también se dirigieron a los clubes Eclipse y Carus, ambos ubicados en las proximidades de Ribadeo. Supuestamente, eran frecuentados por dos guardias que hace años aparecieron en una investigación relacionada también con la prostitución y que fue bautizada como operación Rodicio.
Los guardias que tenían encomendada la búsqueda de información recibieron numerosos testimonios, entre ellos los de una mujer que trabajaba en el Carus y que dijo en ocasiones que los dos guardias tomaban copas gratis y que uno de ellos era invitado a subir a las habitaciones. En una ocasión uno de ellos supuestamente le advirtió a una de las empleadas, en un tono que parecía amenazante: «Si supieras quien soy, tendrías miedo».
Varias mujeres explicaron en su momento que en ocasiones alguno de los agentes las presionaban e incluso que trataban de chantajearlas. También relataron que uno de los involucrados iba con una frecuencia muy regular y pasaba en el interior unas cinco horas, desde la una de la madrugada hasta que en el establecimiento echaban el cierre.
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