UN ACUSADO DE TRÁFICO DE ARMAS COCINABA PARA UN CLUB DE POLICÍAS
Era el único civil en la sociedad, que tenía su sede en la comisaría
Era el único civil en la sociedad, que tenía su sede en la comisaría
José Fernández / la voz
2/6/2011
Un hombre que actualmente se encuentra encarcelado por un presunto delito de tráfico de armas mantenía una estrecha relación con numerosos policías adscritos a la comisaría lucense. Formaba parte de un club de pesca abierto únicamente a agentes, y se encargaba de cocinar para los integrantes de dicha entidad, entre los que figuraban el hasta hace unos días comisario provincial y otros mandos. La situación se puso al descubierto en el marco de las investigaciones de la operación Carioca.
Quien está encarcelado actualmente como presunto autor de un delito de tráfico de armas es José Rodríguez Corral, de 56 años, conocido entre los policías de la comisaría como Parguiñas. Cuando hace algo más de un año lo detuvieron en una operación montada para desarticular una red que supuestamente vendía armamento a narcos arousanos, se desconoce cuál pudo ser la reacción de sus muchos amigos policías con los que tenía una relación muy profunda, según explican diversas fuentes.
Una treintena de miembros
El club Santo Ángel fue montado en la misma comisaría y al parecer allí quedó establecida su sede. Lo integraban alrededor de una treintena de policías a los que les gustaba la pesca. De hecho, durante la temporada salían con frecuencia a ríos en los que tenían asignados algunos tramos.
La sociedad estaba federada. Obtenía cotos a cambio de efectuar trabajos de conservación en los ríos, según explicaron diversas fuentes.
A los investigadores de la operación Carioca les contaron que al club estaba vinculado Maximino Losada, hasta hace unos días comisario provincial; su secretario, un inspector y un buen número de agentes. Podrían llegar a ser unos treinta, más o menos.
Únicamente dos personas ajenas a la comisaría consiguieron acceder al Santo Ángel. Una de ellas era Parguiñas. La vinculación de este hombre, acusado de traficar con armas, con la entidad era tan especial que fue nombrado, allá por el 2005, socio de honor.
Aunque no había ningún nombramiento oficial, Corral era el cocinero. Habitualmente preparaba las comidas en el refugio de pesca de Seivane, en las riberas del Miño, entre O Piago y Ombreiro. Se trata de un minichalé enclavado en un lugar paradisíaco. Es una isla a la que se accede a través de un puente colgante. El lugar es muy conocido y popular entre los pescadores.
De la Xunta y con llave
Entre los muchos detalles que llamaron la atención a los investigadores figura el hecho de que el refugio donde los policías celebraban sus encuentros es propiedad de la Xunta y, sin embargo, el hombre que actualmente está encarcelado tenía la llave para entrar y salir a su antojo. Esta circunstancia parece que a muchos de los agentes les parecía normal, pues Parguiñas decía que se encargaba de tener cuidada la instalación y también su entorno.
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