DENUNCIAS CLAVE DEL CASO CARIOCA FUERON LOCALIZADAS EN MADRID
05/12/2010 - El Progreso (Lugo)
Buena parte de las actuaciones desarrolladas en la operación Carioca estaban pendientes de un documento del que todo el mundo hablaba pero que nadie había visto. Incluso, durante mucho tiempo, se llegó a dudar de su existencia. Sin embargo, según informaron a este diario fuentes conocedoras del caso, dicho documento habría sido localizado en Madrid, en la sede de la Dirección General de Policía y la Guardia Civil, sin que esas mismas fuentes pudieran determinar cómo y quién lo envió allí.
Uno de los principales imputados en este asunto es el cabo de la Guardia Civil A.L., encarcelado desde hace más de un año y que se ocupaba desde hace mucho tiempo de las investigaciones relacionadas con delitos contra las personas, en especial con la prostitución. Durante su trabajo, la relación con los agentes del equipo de mujer y menores (Emume) de la Guardia Civil era constante.
En el Emume trabajaban en ese tiempo dos guardias civiles -ambas llamadas Sonia-, que al parecer fueron las primeras en dar cuenta de los supuestos abusos e irregularidades que el cabo estaba cometiendo en el desarrollo de sus funciones. Esa protesta de las que eran conocidas como ‘las dos Sonias' fue fundamental en la puesta en marcha de esta operación.
De palabra
Sin embargo, según pudo saber este periódico, ambas agentes transmitieron sus primeras sospechas a sus superiores de palabra en un primer momento. Al parecer, la respuesta que recibieron por parte de estos es que debían presentar esas denuncias por escrito para que se les pudiera dar curso oficialmente.
Durante muchos meses, las investigaciones de los policías judiciales comisionados y los interrogatorios a algunos imputados giraron en torno a esta denuncia y a si fue realizada por escrito o no. De hecho, las imputaciones recibidas por parte de algunos de los mandos de la Guardia Civil que fueron llamados a declarar incluyen la acusación de omisión del deber de perseguir delito. Esa imputación se basa en que eran conocedores desde hace mucho tiempo de las andanzas del cabo A.L., debido a que las agentes del Emume habían informado, y no hicieron nada por evitarlas.
Conducto oficial
No obstante, la mayor parte de ellos basó su defensa bien en el desconocimiento absoluto del asunto o bien en que, habiendo sido informado de palabra, nunca se llegó a presentar una denuncia escrita y por el conducto reglamentario, por lo que no cabía ninguna actuación oficial.
Por todo ello, la aparición de este documento, si se confirma, puede considerarse clave en el desarrollo posterior de la instrucción y, sobre todo, en las acusaciones a las que están haciendo frente dichos mandos de la Benemérita. Porque, según parece, la famosa denuncia de ‘las dos Sonias' sí llegó a la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, aunque no se sabe por qué conducto: puede que la enviaran directamente las propias denunciantes ante sus sospechas de que los mandos estaban encubriendo al cabo o puede que fuera alguno de estos mandos el que la recibiera y decidiera mandarla a Madrid para que asuntos internos tomara cartas en este tema.
Implicaciones
Fuentes bien informadas con las que consultó este diario se aventuraron a ir incluso más allá: la aparición de este documento demostraría que hacía mucho tiempo que los mandos directos del cabo conocían las supuestas irregularidades e implicaría no sólo el apuntalamiento de las acusaciones a los ya procesados, sino la posibilidad de que sea llamado a declarar alguno de los máximos responsables de la Guardia Civil en Galicia.
Hay que recordar que ya pasaron por el juzgado en calidad de imputados el jefe director del cabo A.L. en la unidad de la Policía Judicial en la que trabajaba; un capitán que era el jefe de ambos y el máximo responsable del grupo de Policía Judicial; y el por entonces jefe de la Comandancia de Lugo, José Herrera García-Lora, actualmente ascendido a coronel y destinado a Canarias. No se descarta, por tanto, que en las próximas fechas sean llamados a capítulo por la jueza otros mandos.
05/12/2010 - El Progreso (Lugo)
Buena parte de las actuaciones desarrolladas en la operación Carioca estaban pendientes de un documento del que todo el mundo hablaba pero que nadie había visto. Incluso, durante mucho tiempo, se llegó a dudar de su existencia. Sin embargo, según informaron a este diario fuentes conocedoras del caso, dicho documento habría sido localizado en Madrid, en la sede de la Dirección General de Policía y la Guardia Civil, sin que esas mismas fuentes pudieran determinar cómo y quién lo envió allí.
Uno de los principales imputados en este asunto es el cabo de la Guardia Civil A.L., encarcelado desde hace más de un año y que se ocupaba desde hace mucho tiempo de las investigaciones relacionadas con delitos contra las personas, en especial con la prostitución. Durante su trabajo, la relación con los agentes del equipo de mujer y menores (Emume) de la Guardia Civil era constante.
En el Emume trabajaban en ese tiempo dos guardias civiles -ambas llamadas Sonia-, que al parecer fueron las primeras en dar cuenta de los supuestos abusos e irregularidades que el cabo estaba cometiendo en el desarrollo de sus funciones. Esa protesta de las que eran conocidas como ‘las dos Sonias' fue fundamental en la puesta en marcha de esta operación.
De palabra
Sin embargo, según pudo saber este periódico, ambas agentes transmitieron sus primeras sospechas a sus superiores de palabra en un primer momento. Al parecer, la respuesta que recibieron por parte de estos es que debían presentar esas denuncias por escrito para que se les pudiera dar curso oficialmente.
Durante muchos meses, las investigaciones de los policías judiciales comisionados y los interrogatorios a algunos imputados giraron en torno a esta denuncia y a si fue realizada por escrito o no. De hecho, las imputaciones recibidas por parte de algunos de los mandos de la Guardia Civil que fueron llamados a declarar incluyen la acusación de omisión del deber de perseguir delito. Esa imputación se basa en que eran conocedores desde hace mucho tiempo de las andanzas del cabo A.L., debido a que las agentes del Emume habían informado, y no hicieron nada por evitarlas.
Conducto oficial
No obstante, la mayor parte de ellos basó su defensa bien en el desconocimiento absoluto del asunto o bien en que, habiendo sido informado de palabra, nunca se llegó a presentar una denuncia escrita y por el conducto reglamentario, por lo que no cabía ninguna actuación oficial.
Por todo ello, la aparición de este documento, si se confirma, puede considerarse clave en el desarrollo posterior de la instrucción y, sobre todo, en las acusaciones a las que están haciendo frente dichos mandos de la Benemérita. Porque, según parece, la famosa denuncia de ‘las dos Sonias' sí llegó a la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, aunque no se sabe por qué conducto: puede que la enviaran directamente las propias denunciantes ante sus sospechas de que los mandos estaban encubriendo al cabo o puede que fuera alguno de estos mandos el que la recibiera y decidiera mandarla a Madrid para que asuntos internos tomara cartas en este tema.
Implicaciones
Fuentes bien informadas con las que consultó este diario se aventuraron a ir incluso más allá: la aparición de este documento demostraría que hacía mucho tiempo que los mandos directos del cabo conocían las supuestas irregularidades e implicaría no sólo el apuntalamiento de las acusaciones a los ya procesados, sino la posibilidad de que sea llamado a declarar alguno de los máximos responsables de la Guardia Civil en Galicia.
Hay que recordar que ya pasaron por el juzgado en calidad de imputados el jefe director del cabo A.L. en la unidad de la Policía Judicial en la que trabajaba; un capitán que era el jefe de ambos y el máximo responsable del grupo de Policía Judicial; y el por entonces jefe de la Comandancia de Lugo, José Herrera García-Lora, actualmente ascendido a coronel y destinado a Canarias. No se descarta, por tanto, que en las próximas fechas sean llamados a capítulo por la jueza otros mandos.
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